Hoy quiero dormir. Pero no puedo, porque hay hermanas que
hoy duermen para siempre. Porque las hicieron dormir, porque alguien se creyó
con el derecho y el deber de no dejarlas vivir.
Hoy quiero dormir, pero no puedo. Una lanza me atraviesa el
pecho, es el machismo impregnado en cada rincón de la sociedad. Es el patriarcado que decide si hoy puedo o no
puedo estar.
Hoy quiero dormir, quiero soñar con el camino a la libertad.
Quiero florecer con la primavera, pero ella no quiere, no quiere llegar, porque
alguien le contó que acá matan las flores y se las dan de comer al yaguar.
Hoy quiero desatar las amarras de mi cuerpo, las quiero usar
para enseñarle a las niñas a hamacar, quiero usarlas para la montaña más alta
ir a trepar.
Hoy no quiero escribir nombres de mujeres en la arena del
mar y llorar hasta naufragar. Hoy quiero verlas salir a la calle para ir a
luchar.
Hoy siento que ellas soy yo, hoy no quisiera ser ellas. Hoy
quiero ver las sonrisas más bellas, las que saben el alma acariciar, las de una
mujer que no se deja pisotear. Tu cuerpo bañado en sangre yo no quiero recordar, tus ojos pidiendo amor, tus ganas de llorar.
Hoy creo que la historia nos ha negado el derecho a ser
felices, el derecho a ser. Por eso creo que hemos desarrollado la capacidad de
nacer, una y mil veces, intentando vencer.
Un grito llega desde el
subsuelo, historias de hogueras y más. Un grito desde lo profundo, un
grito visceral, que desgarra gargantas, que despeina mal, que ensucia el rostro
con polvo de opresión ancestral.
Es la voz de las silenciadas, es la voz de las hadas
mutiladas. Es la construcción más valerosa de la femme en la adversidad, es la
capacidad de gritar ¡Basta! a tanta bestialidad.