Me fui sola.Si,sola.
Estaba
harta. Harta de que las personas me digan lo que soy, cómo soy, cómo tengo que
ser,qué tengo que sentir y qué no. Harta de tener "cabeza de buzón".
Una cabeza parada ahí a la vista de todos y todas,donde cualquier transeunte
puede ir y depositar su opinión sobre mí, así sin más, como quien deposita un
telegrama con un cachito de su miseria,o toda a veces. O como quien va a una
fuente a "dejar sus buenos deseos" pero cuando nadie lx ve, se mete a
la fuente,saca todo lo que puede y de paso se mea un poco.
Dos
ruedas,esfuerzo, sudor, pensar el destino,pensar. En eso que pedaleo y pedaleo
me doy cuenta...la vida es como un viaje por las montañas en bicicleta. Hay
caminos que emprendemos en los que predominan las subidas, esas que nos hacen
pensar: ¿Estuvo bien venir para acá?¿No me habré equivocado de ruta?¿Porqué no
hice otra cosa? Sin embargo la satisfacción al llegar al destino es de un
regocijo enorme,se siente como patearle el tablero a la inexistente autoestima
que cargo en el equipaje, entre otras cosas, cómo pesa.
Seguir
una línea,seguirla con constancia, paciencia y equilibrio, por momentos un
trabajo hiperconsciente, por momentos inercia pura.
Yo
tomaba mi vasito de plástico atado al laaargo cordón umbilical para informar
sobre mi próximo camino. Del otro lado se escuchaba: "acordate que ese
camino era difícil,fijate si vas por ahí o no,avisa,cuidate, te
queremos." Y como siempre (siempre) yo pensaba: "no me acuerdo el
camino, pero seguro que no era tan difícil,me mando igual." Y ellos
otra vez tenían razón, sin embargo yo llegaba a destino, cansada y
mugrienta pero también orgullosa de mí y con ganas de pedalear hasta el
infinito.
Las
bajadas,uf! cómo las esperaba, ese impulso que te ganas, por que te lo ganas,
es así. Apreciaba los segundos de descanso hasta que Newton frenaba mis
cubiertas y otra vez la fuerza la hacía yo, me fundía en
movimientos rectilíneos uniformemente variados.
Sola.
Me pregunté si me sentía sola.Pero no. No me siento sola cuando estoy sola.Me
siento sola cuando no lo estoy, es decir cuando hay personas a mi al rededor y
entonces me viene el deseo de estar verdaderamente sola. Pero a veces
cuando lo estoy es que de repente aparecen todos/as a plantearme y replantearme
todo tipo de cuestiones y yo esmeradamente enfrento, explico, defiendo lo que
hago, siento y pienso ante el público invisible que me condena. Cuando su
presencia esta ahí cerca de mí y los veo combustionarse y pelearme el oxígeno,
entonces la invisible soy yo.
Un
día cantaba reiteradamente en mi cabeza: "tantas veces me mataron, tantas
veces me morí..." No quería pensar en el accidente y por eso no quiero
tampoco hablar del tema, pero si pensaba en otras de mis muertes y en la muerte
y en la vida.
Hubo
un día en el que encontré a una amiga, yo ya la conocía y ella me esperaba, yo
la esperaba. Pensaba que si antes no había teléfonos y la gente se encontraba
nosotras también podíamos encontrarnos, teníamos qué, andamos para. Y así fue,
el firmamento pleno de luces y en el escenario sonidos artificiales y la voz más
preciosa,cuántos ancestros,cuántos cantos, cuántos gritos, cuanta nueva sangre
saliendo por su boca. Tonolec.
Había
días en que yo volvía al útero de mi madre, su pequeño útero en forma de carpa
que me protegía de casuales vecinos ebrios o curiosos, o de tábanos molestos.
Yo no quería salir de ahí y nadie me podía decir que saliera, no tenía que
hacerlo sino tenía ganas
Otros
días....aaahhh!!! esta bien, no me fuí sola. Julio estaba ahí. Si, Julio,ese
que D invoca cada dos por tres en las sesiones,me mete en sus historias
para que yo pueda comprender mejor mi mambo. Para que yo comprenda mi
historia,mi falta,mi castración,mis fantasmas, mis contradicciones, la táctica
y la estrategia, el mundo, etc,etc... En realidad es para que yo haga algo al
respecto, pero yo siempre ando queriendo comprender más y mejor, hasta que
después me siento estúpida y llena de conceptos que solo comprendo
superficialmente y ahí viene Karl a mi cabeza con su tesis y me dice: " de
lo que se trata es de transformarlo" y yo me siento más estúpida
aún.
Bueno,
Julio, ese, el del cielo y la tierra, los saltitos y la piedra (ahí también hay
que tener estrategía), el de las instrucciones (cómo desee que existieran sus
"instrucciones para matar un tábano,sin perder la cabeza en el intento"),
el que escribe sobre el clima de opresión que vas sintiendo en tu
propia casa donde siempre te "desalojan" y vos no haces nada al
respecto y poseída por el placer que te da el desprecio y tu
asistencialismo pequeño burgués, tu condición de mujer que todo lo da y
sufre, todo lo cedés y vas abriendo todas las puertas y vas cerrando todas las
puertas y cuando te diste cuenta estás del lado de afuera.
Julio,
el que a orillas de algún lago cordillerano rodeado de alambres y cercos de
grandes señores dueños del cielo,me hizo sentir que yo era la Maga, que yo era
Oliveira, que yo era Gregorovius, o que yo era Rocamadur vulnerable y
agonizante. O que yo era yo, que siento cosas que otras almas han sentido
corrientemente y que vivir se trata de sentir cosas y de compartir
cosas corriéndolos riesgos pero no en clave de dolor, ya no más, que
en lo posible deberían ser buenas.
Entonces
me siento estúpida, pero muy en el fondo creo que no lo soy. Necesitaba estar
sola y también necesito a las personas que me quieren y que me sacan del fondo
como a un pez que quiere ahogarse siempre. YO se que "mi bicicleta"
no se mueve para adelante ni para arriba si yo no la muevo con mi propia
fuerza, aunque cueste lo que cueste.
Julio
dice que "en efecto somos lo más que somos por que nos alteramos, salimos
del barro en busca de la felicidad, la consciencia y los pies limpios". Yo
se bien que en el intento de salir del barro de la culpa hay eso que él dice
"alteración, recaimiento y rehabilitación" y en ese orden y todos los
otros, incesantemente, eso es la vida y en los intersticios de eso trato la paz
y planeo mi más violenta revolución.