sábado, 30 de enero de 2016

PALABRAS A UNA MADRE POR NACER

Ya está por nacer, la madre,mi madre está por nacer.
No sabe si alguien la espera, pero ella quiere venir.
Las miserias se colaban por la piel de su madre y ya flotaban con ella en el vientre. Pero ella quiso venir.
Nunca estuvo sola, pero la soledad la persiguió siempre. Y ella se quiso quedar una y otra vez, buscando compañía, una debilidad y una fortaleza para esa niña eterna.
Supo disfrutar de su infancia, construirse castillos de arcilla sobre el suelo de antiguos dinosaurios y el amor de sus hermanos, amistades inocentes y otros escapes a las miserias cotidianas del hacinamiento, los dolores de la feminidad materna y el alcohol en la sangre de un padre que ocultó cosas hasta que el corazón le estalló.
Cuando tenía unos 14 años le llegó el amor, el sufrimiento que nunca la había abandonado se quedó y llegué yo tiñendo la novela un poco más. Pero ella no solo quiso quedarse sino que eligió que yo, que vine sin que me llamen, me quede con ella.
Algunas veces  ella moría, se deshacía en su lecho, la oscuridad se la llevaba lejos y yo quedaba huérfana e impotente, llorando a una madre a la que la vida le había enseñado que sufrir era su único deber y yo no podía convencerla de lo contrario.
Su vientre que supo albergarme  a mí, a mi hermana y a mi hermano conservó el dolor ancestral dando vida a su destrucción. Y otra vez a la oscuridad.
Aunque yo creía que ella moría tantas veces, después me dí cuenta de que en realidad nacía,si, mi madre aprendió a nacer. Y ahora nace cada día, a través de su creatividad,  la música, los paisajes y el amor propio que hace un arduo trabajo por convencerla cotidianamente de que es hermosa y que merece lo mejor.
Y hoy, otro enero caluroso ella está por venir, mañana, mi madre está por nacer y yo quiero que ella sepa que yo la espero siempre a la orilla de esta vida con los pies mojados en el mar de su vientre, para sanar y sonreír, para vivir.







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